martes, 13 de septiembre de 2011

POLÍTICA O MÁS BIEN POLITIQUEO

Las personas que hayan leído en este blog  la entrada: ¿Por qué voté en contra de la elección de Consejera Delegada en Proyecto Atarfe? habrán podido intuir que algo raro sucedía en la Asamblea Local de Izquierda Unida de Atarfe. Aparte de esa información, que pensé que debía ser pública porque afectaba a la política municipal, no he expresado mi opinión sobre la situación interna.  Sí lo hago ahora, que el Consejo Local ha hecho definitiva la sanción  por la que se me suspende de militancia: 12 meses por falta grave, ahora  que ya se han hecho efectivos mi cese y el de mi compañero Paco Quesada,  como consejeros de las dos empresas municipales de Atarfe, y nuestra sustitución como representantes de Izquierda Unida en todas las Comisiones Informativas del Ayuntamiento, a petición del portavoz de Izquierda Unida Rafael Roldán. En el Pleno donde se dio lectura a esas peticiones, el portavoz de IU no dio ningún tipo de explicación y el alcalde levantó la sesión antes de que nosotros pudiéramos decir nada. El argumento por el que el Consejo Local me sanciona ha sido porque mi voto en contra de la elección de la Consejera Delegada se considera un acto de indisciplina respecto al acuerdo del Consejo Local, pero a Paco Quesada se le cesa por ¡compartir la misma posición y solidarizarse conmigo! Al día de hoy, el Consejo Provincial y la ejecutiva provincial no han avalado estas decisiones, aunque ya han sido hechas efectivas por el pleno del Ayuntamiento y el consejo de administración de Proyecto Atarfe.


“NO ES DEMOCRACIA, ES  POLÍTICA”


Estas fueron las palabras que el Coordinador interno del Consejo Local de Atarfe y durante muchos años portavoz del grupo municipal y diputado provincial dijo cuando un compañero, antes de las elecciones, le argumentaba que cuantas más personas votaran al candidato en asamblea más democrático sería.

La frase resume fielmente lo que ha sucedido en Atarfe desde hace un año. Un Consejo Local, 11 personas, han suplantado a la Asamblea Local y el funcionamiento normal del grupo municipal.

Se nos acusó de que queríamos dividir al Partido cuando demandamos primarias para elegir el candidato porque no estábamos de acuerdo con el candidato oficial del Consejo Local. Lo que debía ser una norma democrática derivó en un ambiente irrespirable.

Cuando por fin se celebró la Asamblea, debimos impugnarla y no participar en la votación, porque el Consejo Local había incorporado en el censo como militantes de pleno derecho 8 antiguos afiliados, algunos de los cuales llevaban más de 6 años sin participar en Asambleas ni pagar las cuotas. Los 27 nuevos militantes que apoyaban nuestra candidatura asistieron a la reunión en completo silencio, sin derecho a voto,  viendo como votaban personas que no tenían derecho a ello.

Se aceptó nuestra impugnación y la Ejecutiva provincial, 3 meses más tarde, convocó una nueva Asamblea, en la que todos tendríamos derecho a votar para elegir candidato. Pero se suspendió porque el sector que apoyaba a Rafael Roldán estaba en minoría y amenazó con no asistir a la asamblea y boicotear las elecciones municipales.

En una reunión posterior entre representantes de ambos sectores con el Coordinador Regional, este propuso un acuerdo por el que la lista sería encabezada por Rafael Roldán y a la candidatura alternativa nos correspondería el 2º, 4º 7º, 8º y a partir del 9º cremallera entre la lista oficial  y alternativa. Un acuerdo, a todas luces injusto, pero que aceptamos por sentido de la responsabilidad, en vísperas de las elecciones municipales.

Solo pusimos una condición: que el acuerdo fuera votado por todos los militantes en la próxima asamblea. Convocada esta, el Consejo Local y el grupo que apoyaba a Rafael Roldan se negaron y abandonaron la Asamblea, porque, aún votando a su cabeza de lista, eso comportaba dar derecho de voto a los nuevos militantes que ya llevaban cinco meses afiliados.

El Consejo Provincial tuvo que decidir, entonces, la lista electoral de Atarfe y aprobó en esa misma sesión disolver el Consejo, crear una gestora y una comisión electoral representativa de ambos sectores. Han pasado 5 meses y todavía la Ejecutiva Regional no ha incluido ese punto en el orden del día. Finalmente, la lista de IU fue la que fue, con los resultados de todos conocidos.

Aparentemente, el motivo de las sanciones es no haber cumplido con las decisiones del Consejo en el caso de Proyecto Atarfe, pero  no se dice que el Consejo Local, en el que tiene mayoría el grupo de Roldán y Almenara, suplantaba el funcionamiento normal y democrático del Grupo municipal y de la Asamblea Local de Izquierda Unida. Asamblea que no ha sido convocada ni informada para tomar las últimas y graves decisiones.

En el fondo, lo que hay de por medio son otras cosas y muy graves, esas sí merecedoras de sanción, al margen de que ha pasado casi un año, y 27 nuevos militantes no han ejercido aún su derecho al voto. El problema central es el acuerdo, llamado eufemísticamente de “gobernabilidad”, entre el grupo que encabeza Roldán y Almenara, y los representantes del antiguo “régimen victoriano” encabezados por el alcalde, para amnistiar las tropelías del pasado y garantizar la continuidad de un modelo económico y de gobierno plagado de irregularidades y corruptelas. Me gustaría pensar que las decisiones que han llevado a píldoras al Consejo Local  y que después éste vota y pretende imponernos a Paco y a mí, son solo fruto de un planteamiento erróneo o de una fascinación equivocada por el poder.

Debo aclarar  que cien veces que sucediera, sería indisciplinada porque mi voto es coherente con el sentir de la Asamblea local, con los principios de Izquierda Unida y con  el interés del pueblo de Atarfe. No así el del Portavoz por acordar con un alcalde, que actúa como un títere del anterior grupo de poder, que es el que manda realmente, la elección de una Consejera Delegada con las atribuciones sobredimensionadas que conocemos. Al sancionarnos nos apartan y nos apartan porque estorbamos, y estorbamos porque durante cuatro años hemos denunciado la corrupción y luchado para que Atarfe recupere la normalidad democrática.

Por ello, no reconozco legalidad ni legitimidad alguna a un Consejo Local que toma las decisiones disciplinarias que ha tomado, ni al Portavoz municipal cuando actúa como instructor del expediente. Ante eso, no he presentado ninguna alegación. Porque mi sanción es injusta, ilegal e ilegitima. La mía y la de Paco Quesada, fulminantemente cesado, por motivos preventivos y de solidaridad.

Se nos ha aconsejado que pidamos amparo al coordinador regional Diego Valderas. No es a una persona sino a un órgano democrático al que debemos pedir amparo. Los militantes a los que no se les han reconocido sus derechos, Paco y yo, hace  tiempo que pedimos amparo al Consejo Provincial. Esperamos y demandamos que exprese su posición ante estos hechos y otros pasados.

Nunca he dejado  de ser comunista. Siempre he estado orgullosa de ese Partido, del PCE de la República y de la guerra civil, pero también del PCE de la clandestinidad, del PCE de la “Reconciliación Nacional”, del PCE de la “Unión de las Fuerzas del Trabajo y la Cultura”, del Pacto por la Libertad,  la Junta Democrática y del decisivo papel que jugó en la transición. El PC eurocomunista, al que tanto aborrecen los que hoy toman la decisión cesarme de los cargos municipales representativos y expulsarme de IU durante 12 meses.

No me siento excluida de Izquierda Unida, aunque el Consejo Local me haya suspendido de militancia y me haya quitado la representatividad. La Asamblea Provincial y el Consejo Provincial tienen ahora la palabra. Le demandamos justicia, verdad, reparación y DEMOCRACIA. Y lo pedimos en un plazo breve, identificable en el tiempo y sin concesiones.

Pedimos DEMOCRACIA porque sin ella, aunque haya política, la habrá en su peor versión: política de componendas, corruptelas, clientelismos y caldo de cultivo para que grupos minoritarios de presión impongan sus intereses a base de chantajes por encima de los intereses colectivos

Sin DEMOCRACIA no hay política de izquierdas. Sin DEMOCRACIA no hay política que defienda los intereses de los trabajadores, de los desvaforecidos, de los sin voz de esta tierra. Sin DEMOCRACIA no hay política que cambie la realidad y la transforme haciéndola más justa. Sin DEMOCRACIA no hay Socialismo.

Por último, quiero hacer llegar mi gratitud  y la de todos mis compañeros a todas aquellas personas de Izquierda Unida y de fuera de la organización que se han solidarizado con nosotros, nos han hecho llegar palabras de aliento, comprensión y amistad. Su lucha será siempre la nuestra y pueden contar con nosotros. Estamos y estaremos como siempre y donde siempre… La historia no ha terminado.

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