Las personas que hayan leído en este blog la entrada: ¿Por qué voté en contra de la elección de Consejera Delegada en
Proyecto Atarfe? habrán podido intuir que algo raro sucedía en la Asamblea Local de Izquierda
Unida de Atarfe. Aparte de esa información, que pensé que debía ser pública
porque afectaba a la política municipal, no he expresado mi opinión sobre la
situación interna. Sí lo hago ahora, que
el Consejo Local ha hecho definitiva la sanción
por la que se me suspende de militancia: 12 meses por falta grave, ahora
que ya se han hecho efectivos mi cese y
el de mi compañero Paco
Quesada, como
consejeros de las dos empresas municipales de Atarfe, y nuestra sustitución
como representantes de Izquierda Unida en todas las Comisiones Informativas del
Ayuntamiento, a petición del portavoz de Izquierda Unida Rafael Roldán. En el
Pleno donde se dio lectura a esas peticiones, el portavoz de IU no dio ningún
tipo de explicación y el alcalde levantó la sesión antes de que nosotros
pudiéramos decir nada. El argumento por el que el Consejo Local me sanciona ha
sido porque mi voto en contra de la elección de la Consejera Delegada
se considera un acto de indisciplina respecto al acuerdo del Consejo Local,
pero a Paco Quesada
se le cesa por ¡compartir la misma posición y solidarizarse conmigo! Al día de hoy, el Consejo Provincial y la ejecutiva provincial no han avalado estas
decisiones, aunque ya han sido hechas efectivas por el pleno del Ayuntamiento y
el consejo de administración de Proyecto Atarfe.
“NO ES DEMOCRACIA,
ES POLÍTICA”
Estas fueron las palabras que el
Coordinador interno del Consejo Local de Atarfe y durante muchos años portavoz
del grupo municipal y diputado provincial dijo cuando un compañero, antes de
las elecciones, le argumentaba que cuantas más personas votaran al candidato en
asamblea más democrático sería.
La frase resume fielmente lo que
ha sucedido en Atarfe desde hace un año. Un Consejo Local, 11 personas, han
suplantado a la Asamblea Local
y el funcionamiento normal del grupo municipal.
Se nos acusó de que queríamos
dividir al Partido cuando demandamos primarias para elegir el candidato porque
no estábamos de acuerdo con el candidato oficial del Consejo Local. Lo que
debía ser una norma democrática derivó en un ambiente irrespirable.
Cuando por fin se celebró la
Asamblea, debimos impugnarla y no participar en la votación, porque el Consejo
Local había incorporado en el censo como militantes de pleno derecho 8 antiguos
afiliados, algunos de los cuales llevaban más de 6 años sin participar en Asambleas
ni pagar las cuotas. Los 27 nuevos militantes que apoyaban nuestra candidatura
asistieron a la reunión en completo silencio, sin derecho a voto, viendo como votaban personas que no
tenían derecho a ello.
Se aceptó nuestra impugnación y la Ejecutiva provincial, 3
meses más tarde, convocó una nueva Asamblea, en la que todos tendríamos derecho
a votar para elegir candidato. Pero se suspendió porque el sector que apoyaba a
Rafael Roldán
estaba en minoría y amenazó con no asistir a la asamblea y boicotear las
elecciones municipales.
En una reunión posterior entre
representantes de ambos sectores con el Coordinador Regional, este propuso un
acuerdo por el que la lista sería encabezada por Rafael Roldán y a la
candidatura alternativa nos correspondería el 2º, 4º 7º, 8º y a partir del 9º cremallera
entre la lista oficial y alternativa. Un
acuerdo, a todas luces injusto, pero que aceptamos por sentido de la
responsabilidad, en vísperas de las elecciones municipales.
Solo pusimos una condición: que el
acuerdo fuera votado por todos los militantes en la próxima asamblea. Convocada
esta, el Consejo Local y el grupo que apoyaba a Rafael Roldan se negaron y
abandonaron la Asamblea, porque, aún votando a su cabeza de lista, eso
comportaba dar derecho de voto a los nuevos militantes que ya llevaban cinco
meses afiliados.
El Consejo Provincial tuvo que
decidir, entonces, la lista electoral de Atarfe y aprobó en esa misma sesión disolver
el Consejo, crear una gestora y una comisión electoral representativa de ambos
sectores. Han pasado 5 meses y todavía la Ejecutiva Regional
no ha incluido ese punto en el orden del día. Finalmente, la lista de IU fue la
que fue, con los resultados de todos conocidos.
Aparentemente, el motivo de las
sanciones es no haber cumplido con las decisiones del Consejo en el caso de
Proyecto Atarfe, pero no se dice que el Consejo Local, en el que tiene mayoría
el grupo de Roldán y Almenara, suplantaba el funcionamiento normal y
democrático del Grupo municipal y de la Asamblea Local de Izquierda
Unida. Asamblea que no ha sido convocada ni informada para tomar las
últimas y graves decisiones.
En el fondo, lo que hay de por
medio son otras cosas y muy graves, esas sí merecedoras de sanción, al margen
de que ha pasado casi un año, y 27 nuevos militantes no han ejercido aún su derecho
al voto. El problema central es el
acuerdo, llamado eufemísticamente de “gobernabilidad”, entre el grupo que
encabeza Roldán y Almenara, y los representantes del antiguo “régimen
victoriano” encabezados por el alcalde, para amnistiar las tropelías del pasado
y garantizar la continuidad de un modelo económico y de gobierno plagado de
irregularidades y corruptelas. Me gustaría pensar que las decisiones que han
llevado a píldoras al Consejo Local y
que después éste vota y pretende imponernos a Paco y a mí, son solo fruto de un
planteamiento erróneo o de una fascinación equivocada por el poder.
Debo aclarar que cien veces que sucediera, sería
indisciplinada porque mi voto es coherente con el sentir de la Asamblea local, con los
principios de Izquierda Unida y con el
interés del pueblo de Atarfe. No así el del Portavoz por acordar con un alcalde,
que actúa como un títere del anterior grupo de poder, que es el que manda
realmente, la elección de una Consejera Delegada con las atribuciones
sobredimensionadas que conocemos. Al
sancionarnos nos apartan y nos apartan porque estorbamos, y estorbamos porque
durante cuatro años hemos denunciado la corrupción y luchado para que Atarfe
recupere la normalidad democrática.
Por ello, no reconozco legalidad
ni legitimidad alguna a un Consejo Local que toma las decisiones disciplinarias
que ha tomado, ni al Portavoz municipal cuando actúa como instructor del
expediente. Ante eso, no he presentado ninguna alegación. Porque mi sanción es
injusta, ilegal e ilegitima. La mía y la de Paco Quesada, fulminantemente
cesado, por motivos preventivos y de solidaridad.
Se nos ha aconsejado que pidamos
amparo al coordinador regional Diego Valderas. No es a una persona sino a un
órgano democrático al que debemos pedir amparo. Los militantes a los que no se
les han reconocido sus derechos, Paco y yo, hace tiempo que pedimos amparo al Consejo Provincial. Esperamos
y demandamos que exprese su posición ante estos hechos y otros pasados.
Nunca he dejado de ser comunista. Siempre he estado orgullosa
de ese Partido, del PCE de la
República y de la guerra civil, pero también del PCE de la clandestinidad,
del PCE de la
“Reconciliación Nacional”, del PCE de la “Unión de las Fuerzas del
Trabajo y la Cultura”,
del Pacto por la Libertad, la Junta Democrática
y del decisivo papel que jugó en la transición. El PC
eurocomunista, al que tanto aborrecen los que hoy toman la decisión cesarme de
los cargos municipales representativos y expulsarme de IU durante 12 meses.
No me siento excluida de
Izquierda Unida, aunque el Consejo Local me haya suspendido de militancia y me
haya quitado la representatividad. La
Asamblea Provincial y el Consejo Provincial
tienen ahora la palabra. Le
demandamos justicia, verdad, reparación y DEMOCRACIA. Y lo pedimos en un plazo
breve, identificable en el tiempo y sin concesiones.
Pedimos DEMOCRACIA porque sin
ella, aunque haya política, la habrá en su peor versión: política de
componendas, corruptelas, clientelismos y caldo de cultivo para que grupos minoritarios
de presión impongan sus intereses a base de chantajes por encima de los
intereses colectivos
Sin DEMOCRACIA no hay política de
izquierdas. Sin DEMOCRACIA no hay política que defienda los intereses de los
trabajadores, de los desvaforecidos, de los sin voz de esta tierra. Sin DEMOCRACIA
no hay política que cambie la realidad y la transforme haciéndola más justa. Sin
DEMOCRACIA no hay Socialismo.
Por último, quiero hacer llegar
mi gratitud y la de todos mis compañeros
a todas aquellas personas de Izquierda Unida y de fuera de la organización que
se han solidarizado con nosotros, nos han hecho llegar palabras de aliento,
comprensión y amistad. Su lucha será siempre la nuestra y pueden contar con
nosotros. Estamos y estaremos como siempre y donde siempre… La historia no ha
terminado.